lunes, 30 de abril de 2012

Memorias de una pluma en potencia.

"Pronto también será un recuerdo….todo un recuerdo… como el viento que pasa y entra frío en la noche… recuerdo…. 

- ¿Por qué lo recuerdas? 
Porque sentiste frío, porque te dejó una sensación que no podrás nunca olvidar…algo básico…el frío.

- Que me dejaste tú? 

Una caja de recuerdos, llena de sensaciones descubiertas."

En una mano una cajita, llevaba una cajita cargada con algunas cositas, entre tú y yo, recuerditos.
En la otra mano una granada, esa la de guerra, la que vemos en las películas ¿De dónde las habría conseguido? Ya lo habría olvidado quizá.

Parada frente al pasillo, era el último pasillo, y en el pasillo sólo un foco alumbrándome, un foco que poco a poco se despide para dar paso a la oscuridad. Entre ese momento de sinceridad, entre la soledad, el pasillo, mi silencio, tus silencios y el eco de mis recuerdos echando hurras dentro de mi cabeza. Y yo, sigo parada sin hacer ningún gesto, ningún movimiento, solo falta sacar el seguro de la granada y todos esos ecos en mi cabeza terminarán de una buena vez, volveré al silencio.
Recuerdo entonces...(comienzo a viajar dentro de mí) aquel video de John Frusciant, en el que baila sin ningún sentido, no se entiende la letra, la letra no la logro entender, pero es la melodía la que me provoca una sensación de vacío, de levedad, de ligereza, es como tener el peso de una pluma, e imagino entonces una pluma caer entre cada ventana de este edificio, en un va y ven armónico y pasivo, escucho a esa pluma caer...caer en silencio. Quiero ser la pluma pienso, quisiero ser ligera, quiero no tener peso alguno. Pienso repetidamente sin soltar la cajita y sin soltar el seguro de esa granada.
Foto: Blog Calendario de Instantes
El pasillo empieza a ser inundado de oscuridad, y de pronto le gana espacio a todo y cuanto está ahí, me llena de oscuridad. Sigo parada sin hacer ningún movimiento, nada me perturba, miro fijamente la puerta. La última puerta. Y como todo en esta vida esa oscuridad empieza a ordenarse dentro del pasillo y empiezo a ver algunas cosas a distinguir formas dentro de la oscuridad, porque no es una oscuridad absoluta ahora se fusionó con los objetos que forman parte de esta oscuridad. La oscuridad de pronto empieza a entrar en mis recuerdos, y de seguro también en mi cajita. 
La oscuridad. Me recuerda a la oscuridad de tu cuarto, cuando nos quedábamos amándonos hasta tarde y perdíamos la noción del tiempo. Y empiezo otro viaje.

Me agradaba tu cuarto, no se sentía el pasar del tiempo ni el espacio, salvo por los niños que hacían bulla en la calle; no hacía ni frío ni calor, salvo el que nosotros generábamos, recuerdo que podía dormir tranquilamente ahí los días de verano tanto como los de invierno, pero sobre todo los de invierno, porque tú ya sabes que soy muy friolenta, recuerdo que me encantaba aquella manta con la que me cubrías porque de arranque me quitaba cualquier frío que hiciera, pero sobre todo me encantaba dormir contigo. 

Los niños jugando en la calle, los niños, yo sé que tú dices que no te gustan o que nunca los tendrás, pero se nota que te agradan, recuerdo cuando mirabas al hijito de mi amiga aquella vez que la visitamos. Mi intuición me dice que serás buen padre, y que tú único defecto será el ser muy engreidor.

Comienzo a notar los bordes del marco de la puerta que tengo en frente. Todo en mi está quieto, inmóvil, excepto mis ojos, excepto mis pensamientos, mis recuerdos, mi memoria, que se aclara y viaja a una velocidad increíble, mientras diviso fijamente sin mover la cabeza los bordes de la puerta que tengo en frente.
Todo se empieza a aclarar en esta oscuridad. Fui feliz contigo, vaya que sí, porque encontré la felicidad en las simplesas de las cosas. 

Pronto llegará el momento en que toda esta quietud se rompa y estalle, y desaparezca, la cajita....ohhh! la cajita, diantres! aún no la he abierto, pero ya no importa, conozco de igual forma todo lo que está ahí dentro, sino será en esta vida será en la otra. 
Mis manos siguen sujetándolas firmemente, noto que están frías y que mis orejas están que arden. Manos frías...frías. Comienza otro viaje, la av. España, recuerdo nuestras caminatas en el frío de la noche, las cosas que conversábamos, los problemas que me compartías y mis manos frías, siempre frías. A veces las guardabas en tu bolsillo de esa casaca crema que te queda tan bien, a veces las guardaba en el bolsillo de atrás de tu pantalón y a veces las colocaba así todas frías en tu espalda para sorprenderte y ver tu cara, las caras que ponías tratando de soportar el frío, me divertía vilmente con tus expresiones, luego tu también intentabas hacer lo mismo. Tu casaca guardaba ese olor, el olor a esa colonia que aunque sea barata sobre tu piel olía tan bien. Siempre te dije o quizás sólo recién que el olerte me sabe como a estar en casa. 

Aún lo recuerdo, tu aroma, está todavía en mí, en mi memoria impregnada como una firma.

Poco a poco siento que esta oscuridad se apodera de mí, que me empieza a faltar el aire, y me empiezo a sentir ligera, como la pluma!.
Una luz empieza a salir, a escabullirse por entre las rendijas de la puerta. Nos les hablé de la puerta cierto? Esta puerta me resulta peculiar, tiene los bordes muy gastados, seguro la han cerrado violentamente varias veces, seguro a sobrevivido a muchos "puertazos", es una puerta de aquellas, de las antiguas, la chapa es vieja, pero aún sirve. No logro percibir su color en esta oscuridad, pero sé que no es un color frío, quizás sea uno cálido, para poder distinguirla de lejos. La puerta. Desde el otro lado empieza a salir estelas de luz, esa luz blanca que empieza a ganar terreno y cada vez es más rápido, más fuerte, más potente, comienza a penetrar en mis ojos, y empieza a cegarlos. Esa luz. Ingresa como intrusa y reclama su sitio. Todo empieza a poblarse de sombras. Sigo de pie, inmóvil con mi cajita en la mano y la granada en la otra...la granada? No!, ya no está, no me había percatado, pero parece no importarme, la granada ya no está. Ahora seré la pluma....pronto, la pluma.

La pluma. Suave, cálida, tentadora a los sentidos, nadie la puede evitar. Me recuerda a las caricias que te hacía y cómo tú te estremecías con ellas, como si mis manos fueran plumas. Tus cabellos, suaves, aunque pocos pero suaves, me encanta verte estremecer, me divierto siendo "la Cristóbal Colón de tu cuerpo", como aquella última vez me dijeras. He viajado nuevamente y no había percatado de ello.

Mis sentidos vuelven a mí. La visión, mis ojos se habían cerrado y ahora es difícil abrirlos, pero la cajita sigue en mi mano, como si fuera una extensión de mi misma. 

Un sonido, fuerte, empieza a escucharse a lo lejos...es una melodía....Melodía. Recuerdo que hay melodías que hacen exprimir tus ojos como si de dos limones se tratasen.
Cinema Paradiso, aún recuerdo esa película y la recuerdo porque me sorprendí por la sensibilidad que te produjo. Eras un ser fascinante para mí.

Siento una melodía, como la de una ópera, es una canción trizte, escucho ahora " I dreamed a dream" de Les Miserables... la voz de la cantante acaricia mis cabellos e ingresa en cada uno de mis sentidos, mi piel comienzo a erizarse, mis vellos comienzan a elevarse como en un signo de reverencia ...esta canción me acompañará en mi viaje. Cuánto durará no lo sé. Entonces ahora soy pluma y la cajita comienza a acompañarme en este viaje, se abre frente a mí y se convierte en visiones, flash-back. Son demasiados no puedo enumerarlos, veo tus lentes, aquellos que rompiste, la camisa con la me quedé esa que te queda tan bien, aquella vez que me dijiste que te gustaba con tal atrevimiento que me sobrecogió con ternura. Tus abrazos, tus gestos, tu olor, todo ello empieza a salir de la caja. Soy pluma, caigo lentamente. La puerta hace tiempo que se abrió y mi viaje comenzó, sólo hay luces de múltiples colores, sigo siendo pluma, me siento ligera y esta última canción me acompaña junto a tus recuerdos. 

Aún aquí en la nada, me niego a olvidarte.


Silencio.





No hay comentarios:

Publicar un comentario